viernes, 25 de abril de 2014

Crónica: ARIES + NEGRO en Madrid. "El perro de la parte de atrás del coche". Jueves 24 Abril ·

La pequeña sala madrileña “El Perro...” transformaba su denominación a “Space Cadet” la noche del pasado jueves para dar la bienvenida a Isabel Fernández Reviriego y su nuevo proyecto “ARIES”. La cola, que nada tuvo que envidiar a la anexa formada ante las puertas del Teatro Lara para disfrutar de “Grupo de Expertos sol y nieve” terminó por llenar el local hasta la bandera.



Bajo la etiqueta “Drum&Bass” –nada que ver con las coordenadas estilísticas de sus ya dos discos en solitario- atribuida a la nueva etapa de Isabel en cualquier periódico,  cabía preguntarse con que formato nos sorprendería esta vez una de nuestras creadoras favoritas. Y mucho mas cuando nos enfrentamos a una artista que desde siempre se ha dejado embelesar por el mas añejo “Todd Rundgren” en todas sus facetas o en la actualidad rinde pleitesia a lo último de “Oneothrix point never” por poner un par de simples y antagónicos ejemplos.

La primera sorpresa de la noche fue su telonero. Abrió Fernando Junquera, aka “NEGRO” que nos dejó noqueados con sus peculiares maneras. Enchufado a un minúsculo “Harley Benton” cutre-luxe blanco hizo girar la cabeza hacia todas las latitudes y longitudes posibles a las chicas “Kling” que esperaban algo blando cual mierda de pavo, encontrándose con algo diametralmente opuesto a ello. Algo fresco y descarado que a un servidor le supo a gloria.

¡Jo! ¿Pero no habías dicho que era un rollo entre Lourditas y Anni?

 El maño también presentaba en Madrid su nueva aventura instrumental tras acumular un bagaje nada desdeñable, disponiéndose a atacar su primer trabajo “Formación del espíritu nacional” (La Castanya 2013). Alagado por su elección para abrir ante su admirada Isa no pudo mas que agradecer tal privilegio atronando a los allí presentes a base de drones y delays, obviando –cosa muy de agradecer- los ya muy trasnochados loops. Crudeza y actitud.

Fernando a vista de gallinero.

Describir su sonido se antoja algo inútil. ¿Un Chet Atkins recién salido del Family Club?, ¿Matt Elliott de tripi?  En fín, fingerpicking con carácter que acerca su sonido a un, no me atrevería decir “space rock” y mucho menos “ambient”. De esta guisa discurrieron “Orbita” o “Valencia Cyborg” para continuar entre un par de temas nuevos desembocantes en, según él, “El tema en el que me lo invento todo”. Formalmente una suite de 20´ para guitarra eléctrica preparada, donde cds, pajitas y demás objetos se entrelazarían con las cuerdas. Remate final muy, muy punk en el que parecías estar desatornillando cigüeñales en las tripas del Enterprise.

Tras el set de casi una hora aparecieron “ARIES”. Nuestro par de chicas favoritas aparecieron a oscuras –cosa que se prolongó durante todo el concierto-, en medio de una maraña de cables y artilugios que parecían volver loco a Víctor –técnico al que también el aquí firmante suele volver loco de cuando en cuando-. Isabel al mando de una mesa repleta de teclados, pads, potenciómetros y por supuesto un micrófono se mantenía firme a los controles, mientras que Virgina –su hermana- luchaba con más juguetitos y materiales sobre una –muy chula- mesa de pintura o bricolaje –aunque supongo que repleta de platos y sensores-.

Virginia (izda) replicando desde la luz. Isabel (dcha) dirigiendo desde las sombras.

 Comienza el espectáculo. Entre proyecciones sincopadas respecto a sus potentes rítmicas fueron cayendo algunos de los temas de su nuevo trabajo “Mermelada dorada” (La Castanya, 2014) como “Sur” o “Algo mejor”, así como “Los dos” perteneciente a su anterior trabajo “La magia bruta”(BCore 2012) entre otras.

Ardua tarea por parte del dúo, mantener la concentración sin bajar la guardia para proseguir, pues la exigencia que conlleva la –bien podemos llamar- deconstrucción de sus propias canciones exigía de ello. Ni una sola guitarra en el escenario y ni un solo cabo suelto en su set daba muestra del camino que iba a tomar el concierto hasta su conclusión.

Una recta final donde sonaron tres de nuestros números favoritos: “Visiones”, “Luz dorada” y “Solo quedas tú” . Tras esto Isabel cerró con un escueto “Esto ha sido todo" y adiós. Un dulce estruendo de media hora exacta del que Eskorbuto se hubieran sentido orgullosos. Nada de bises. Clase y futuro.

Tras el huracán.




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