viernes, 10 de julio de 2015

BOB DYLAN. Teatro de la Axerquía, Córdoba. Jueves 9 de Julio de 2015.

BOB DYLAN. Teatro de la Axerquía, Córdoba. Jueves 9 de Julio de 2015.

Fecha cordobesa del dylaniano “Never ending tour” que nos dejó más que satisfechos de haber adquirido esos tickets no demasiado baratos, pero sí lo suficientemente buenos como para disfrutar del tío más talentoso de Duluth en un entorno privilegiado, el Teatro de la Axerquía.

Ya en la fila, uno de esos “locos maravillosos” que siguen a Bob por el mundo preconizó el set del concierto, sin desde luego, mucho desatino, además de contar historias sobre compañeros y compañeras que desafían a sus guardaespaldas en los hoteles reservando las suites de al lado.

¿Por qué, si hay devotos que se desplazan a Lourdes, dejándose mil euros, ansiosos de un milagro, no voy yo a seguir a Bobby en su gira española? Eso sí, sin gilipolleces –exclamaba-.
No hay más que rascar, lo de Dylan es cuestión de fe y todo lo demás, hablar por no callar.

Al grano. Mr. Zimmerman, respetable señor de 74 años, hizo lo que sabe, exprimir sus últimos discos frente a la indulgencia por la que podría optar atacando el cogollo de su obra. Así lleva años, y es lo que hay. Parece soltar entre líneas “Si no te gusta, no vengas. No lo pases tan mal”. Para nosotros, ya es más que un logro que este entrañable abuelete se marque un repertorio de veinte canciones –exactísimas-, aportando saber hacer, tablas para parar dos trenes y una fina voz de lija que cada vez nos atrapa más.

Cartel mangado. Decoración para la redacción de Vinylola.blogspot.com


“Things have changed”, “She belongs to me” y “Beyond here lies nothin´” abrieron el concierto. Gran sonido y a rodar. Sus músicos de siempre, como de costumbre, brillaron sin virguerías, con un soniquete entre temas más que atractivo. Algo así como una música de continuidad que anticipaba la tonalidad del tema por venir. Genial, sutil y cosa de maestros. Así prosiguieron “Pay in blood”, la sinatrada “Full Moon and Empty arms” –por cierto, bellísima-, y una sorpresa rescatada de su “Blood on the tracks” como fue “Tangled up in blue”. Poco después y sin mediar palabra, como en los anteriores shows de Madrid y Granada, parón de veinte minutos para que el adorable ancianico descanse un ratín, y vuelta al corte.

Posible fotografía chula de Dylan y su banda. Hacer fotos estaba prohibido.


En esta sección pudimos, entre otras, saborear “Spirit on the water”, “Soon after midnight” –fantástica- u otra sinatrada, aunque igualmente atractiva “I´m a fool to want you” con la que cerró su repertorio, de nuevo sin echar la vista atrás, ni soltar un mu.
Breve encore encabezado por una “Blowin´ in the wind” no demasiado alejada –para lo que él acostumbra- de su armonía original y “Love sick” echando el cierre. Ahora sí, con saludo a lo torero incluido. Olé.

En éste bus de cristales tintados salió Dylan. Probablemente saludó a Vinylola.

miércoles, 8 de julio de 2015

CALLING FESTIVAL. Clapham Common Park, Londres. 4 JULIO 2015. Ryan Adams, Noel Gallagher, Modest Mouse…



CALLING FESTIVAL. Clapham Common Park, Londres. 4 JULIO 2015. Ryan Adams, Noel Gallagher, Modest Mouse…

Calor abrasador para la edición 2015 del Calling Festival. Suerte o suplicio, según se mire. Para los cientos de londoniers allí congregados supuso un disfrute cercano al de un cerdo en una charca, pero para los aquí firmantes, ansiosos del fresquito británico que España estos días les niega, más bien se asemejó a lo segundo. Bochorno infernal bajo un Lorenzo de justicia. Ante la falta de corresponsales, Vinylola se centró en el escenario principal, donde un line-up encabezado por Noel Gallagher y sus high flying birds nos sació hasta prácticamente la caída del sol.

Abrieron “Sunset sons”, joven cuarteto inglés que bien podrían ser sucesores de los inefables Maroon 5 o 30 Seconds to Mars. Cierto es que aunque el buenorro frontman (todos los “must” en su aspecto y vestimenta incluidos) desvirtuaba el potencial de la banda –a pesar de su formidable voz-, cumplieron con un repertorio más que chulo y buenrollista. Hits sin parangón como “Medicine”, “Come easy” o “Can´t wait” dieron buena fe de que estos muchachos tienen todas las papeletas para ganarse sobradamente las lentejas no solo en esto de la música, sino en cualquier ámbito relacionado con la imagen.

Más adelante, y en pleno sofocón aparecieron “Echo and the bunnymen”. Anclados aun a la nueva ola no dejaron de gustarnos atacando clásicos como los de su “Ocean Rain”. El quinteto cumplió con nota ante una audiencia de lo más heterogénea (tónica general a lo largo del festival) pues desde los cincuentones más curtidos hasta los pipiolines de la gran bretaña supieron agradecer esa “macarrería pasiva” que tantos y tantos grupos le han fotocopiado a Ian McCulloch y compañía, que sin soltar su cilindín y vestido de negro dio la talla como sí de un oscuro y humeante club de cien personas se tratara.

 En pleno zenit de calúa ¿Que mejor que disfrutar entre dos mil energúmenos teenagers de “The Hives”? Cualquier cosa. Pero en su afán informativo, Vinylola se atalajó su más elegante hato punk-rock para esperar lo gordo del festi tras unos Hives que arrasaron entre la muchachada con sus clásicos. “Come on” para abrir, “Main ofender” en mitad del set y “Hate to say I told you so” en la conclusión. Un puñado de canciones que, pasados los años, siguen estando en el pedestal del rock más enérgico.

The Hives. Ya, honorables padres de familia.
 

Cuenta atrás bajo la enigmática atmósfera que “Modest Mouse” nos trajo ya a la caída de la tarde. Una banda que muy probablemente puedan considerarse “The next big thing” al estilo de “My morning Jacket” pocos años atrás. Estos curtidos músicos de la escena de Seattle hicieron las delicias de los oyentes más experimentados. Alucinante observar cantando todas sus canciones a personajes más cercanos a la jubilación que al acceso a la universidad. Un conjunto que a veces rondaba los siete componentes trituró temas como “Paper thin walls” o “Pups to dust” consiguiendo ambientes cercanos a los que se obtendrían en una metalúrgica. Percusiones totalmente analógicas y afinadas según el tono de depende que temas, dieron ese toque visceral y arcaico a la par que avanzado que todos esperabamos. “Float on” y “The View” dieron muestra de ello para cerrar una hora de concierto de lo más intensa.

Modest Mouse. Estampados de animalicos.


A continuación. Ryan Adams. Lo que realmente nos llevó rumbo al Calling, debido a su relación de amor-odio con España, sus promotores y por supuesto sus fans-toca-pelotas ibéricos. ¿De verdad es necesario desplazarse dos mil y pico kilómetros para disfrutar de este hombre? Bueno, eso de hombre habría que matizarlo, pues esta bestia parda se marcó un concierto de muy señor mío. Algo que compensó con creces nuestra inversión en vuelos low cost.

Spitafields market? No. Ryan Adams en su salsa.


Una retalía de cacharritos, cuadros, amplificadores gigantes (claro homenaje al Sr. Young), calaveras cromadas, banderas hippies y por supuesto, máquinas de marcianitos ochenteras nos recibió mientras se nos caía la baba deseando que todo comenzara. Y vaya si comenzó...

Una especial atención a sus primeros álbumes y último disco, aparte de a “The Cardinals” nos dejó turulatos desde el minuto uno. Tan solo “Gimme something good”, “Let it ride”, “Stay with me” o “Dirty rain” sentaron las bases de lo que iba a ser uno de los mejores shows que hasta el momento hemos cubierto.

¿Es un pájaro, es un avión? No. Ryan dejándose las cervicales.


Total conexión entre los miembros su actual banda “The Shining” que dio como resultado una performance a la vieja usanza. Improvisaciones totalmente bluesy por parte de Adams (gratísima sorpresa su dominio de la guitarra solista) que fulminó con maestría, clase y estilo unas “Fix it”, “Paceful Valley” o “Come, pick me up” sonaron como Dios. Si algo hay que decir, es que este tipo lo da todo. Si tiene que romperse la nuca haciendo un solo, lo hace; si tiene que patear un ventilador, lo hace; si tiene que arrancar dos veces para que salga como se debe, se hace; o si tiene que alabar escupiendo que Tom Araya y Freddy King (Slayer) son los putos mejores compositores del mundo, lo hace. Un rollo anfetamínico y punk a veces y otro progresivo a lo “Southern rock” en otras que nos voló la tapa de los sesos mientras desgranaba “Shakedown on 9th Street” o “Magnolia mountain”. ¿Hemos dicho que lo da todo? Si. Pero también lo tiene todo. Una genuina estrella del rock, ecléctica y genial de nuestros días que se fue sin despedirse. Faltaría más.

Noel. Saliendo con todo de frente.

 Para terminar “Noel Gallagher” y sus high flying birds hicieron suyo el parque. Bastante menos excitante que lo que acabábamos de presenciar, Noel dejó el listón alto presentando su nuevo y formidable disco “Chasing yesterday”. Una revista británica sobre el reseñaba “The song is not always remains the same”, y efectivamente, no hay más que decir. Mucho respeto por lo nuevo de Noel pero un poco cansados de que cada festival donde aparezca parezca un parque temático “Oasis” .Fans farloperos, yuppies pijos y una calaña muy rara que no hace justicia a la película que el más inteligente de los hermanos quiere llevar a cabo. En fin, disfrutamos de su tiempo pero no pasamos de considerarlo una simple coda en comparación con lo vivido una hora antes. Siempre es una alegría que entre sus fantásticos nuevos temas no dejen de sonar “Digsy´s dinner”, “ The masterplan” “Champagne supernova” o “Don´t look back in anger” lo cual para cerrar el festival es garantía de buen sabor de boca.