domingo, 14 de noviembre de 2021

CRÓNICA: PAJARO SUNRISE. El Intruso. Jueves 11 de noviembre de 2021.

Sensaciones perdidas volvieron a buscarnos a El Intruso de la mano de Yuri Méndez. El pasado jueves, junto a su sideman de confianza, Javier J. Rolo, ofrecieron un set cargado de positividad y complicidad absoluta en el que cupieron la salud mental, distintas formaciones baloncestísticas de los noventa y nuestra vida por etapas sobre el pequeño escenario del centro de Madrid, aunque su transcripción en esta reseña no haría justicia a tan divertido comienzo.

Way too far y Evangeline fueron algunas de las elegidas para el arranque y el chequeo de un sonido que poco a poco fue desperezándose para que ambos entraran en esa preciosa Beacon Hill de Damien Jurado, donde el alma mater de Pájaro Sunrise juró haberse encontrado atrapado, totalmente afónico en medio de una tournée por China, en aquella época en la que fue reclamado para girar por el Gigante Asiático.


Más adelante, entre peticiones y más anécdotas impagables fue dejándose caer el grueso de la actuación: Old Goodbyes, Madrid, Minolta o Kinda Fantastic teñidas por el violín de Javier, hicieron que cerráramos los ojos y olvidáramos lo acontecido en este último año y medio pandémico.


Para cerrar el set, y aceptando más peticiones de una audiencia cercana y receptiva, Yuri y Javier atacaron Trembling Stars, Lost Forgotten Flowers y Young And Free, trío maestro que, a pesar del poso siempre nostálgico y frágil de cada una de las canciones de Pájaro nos hizo querer despertarnos a la mañana siguiente al calor de sus discos y de aquellas pequeñas-grandes canciones que siempre caben en nuestra maleta: unas Sunday Morning Birds, A Love Like Mine, Thirty One o Man´s The Only Bird Who Has No Feathers… que no pedimos (estúpidos de nosotros) pero que de buena gana habríamos gritado a grito pelao. En el siguiente caerán.