Esotérico enclave el elegido por
Pedro Lópeh y J.Jiménez Rolo para su vuelta a los escenarios tras meses desde
su última aparición en público.
Se cuenta por los mentideros que
en el Centro cultural Galileo, tutelado por la Comunidad de Madrid
andan espíritus inquietos, te los puedes encontrar sentados al abrigo de su
Gran Kwai o entre las cortinas del amplio recinto. Lejos de apariciones
espectrales, con lo que nos topamos los allí presentes fue con magia de la
buena. La que los Barrunto derrochan tanto en enclaves amplios y singulares
como en los peores tugurios de Escocia.
Los Barrunto. Al infinito y más allá. |
Set curioso, libre y sorprendente
ante un auditorio a rebosar en el cual cupieron todos los estilos a los que la
pareja recurren con soltura y total naturalidad. Abriendo su arreglo sobre la
primera sinfonía de Mahler la pareja hiló con sus “Saeta”, “Macedonia”
y “Erangi”, temas de su último disco “Entropía” trabajo que en
nuestra web hermana www.lacasaconruedas.com
tuvimos el placer de reseñar no mucho tiempo atrás.
A propósito del set poco común,
el duo no dudó en pasarse a instrumentos que habitualmente no se encuentran a
su disposición en cualquier lugar. Javier J. Rolo disfrutó durante
prácticamente la mitad del concierto de una añeja Ibáñez jazzera de sonido
brutal que hizo olvidar el violín que normalmente frota con maestría, mientras
que P. Lópeh aprovechó la coyuntura que el piano de lujo ofrecía para
simultanear su Gabanelli con las teclas del susodicho.
Así transcurrieron sus arreglos
sobre la “Suite Iberia” de Albéniz o su muy celebrado medley “Sur
le fil / Le moulin” de Yann Tiersen, el cual nos voló la cabeza una vez
más. Alto nivel de un par de músicos que lo mismo atracan al genio de
Montmartre que al allende los mares loco gerundense.
No FX |
De esta guisa los Barrunto
prosiguieron, como siempre, a saco y haciendo gala de ese eclecticismo que les
hace tan especiales. Una recta final protagonizada por Nino Rota y sus
magistrales scores para, entre otras “8 1/2 “ de F. Fellini más
su homenaje a los Beatles “Can´t buy me love” y “Blackbird” que
cerraron otra actuación, como siempre deliciosa y seductora.
De no ser por el sometimiento al que esta época aciaga
condena a la música y el arte en general, a este par de dos haría meses que
cualquier discográfica que se preciara les rendiría pleitesía / tiraría los
tejos a lo bestia. Where are
you Mr.Gabriel? El precio de no comulgar a ritmo de “Cocksucker blues”? El
sino de los tiempos.
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