Difícil de creer que ya hace más de treinta años que los últimos movimientos masivos en lo que respecta a Rock anglosajón aún se encontraban en periodo de gestación: Guns & Roses o Nirvana (quizá las últimas bandas en gozar de laureles a escala
planetaria de cara a la chavalería) andaban todavía buscando su identidad, hirviendo a fuego lento en
las tinieblas de un anonimato que aún permitía no conocer nada (o casi nada)
sobre sus canciones, andanzas y gustos con e inconfesables.
Parafraseando al bocas a la vez que siempre acertado Noel Gallagher “Cuando yo era joven nadie sabía lo que las estrellas hacían; ahora
sabes lo que está haciendo cualquier gilipollas con guitarra en todo momento”.
Y ese era el modus operandi. Ni demos en habitaciones, ni crowdfundings, ni decenas de atractivos teasers. Sí muchas horas de local. A lo que también añadía al respecto: “La gente hoy hace discos en su dormitorio.
Yo los hago para tocar ante cincuenta mil personas. Por eso los cabezas de
cartel son de hace veinte años”. No está nada mal.
Volviendo a dos de las bandas que acapararon la inmensa mayoría de las portadas y las apuestas más fuertes por parte de la todavía todopoderosa industria discográfica como fueron los anteriormente nombrados G´n´R o Nirvana (ambas pertenecientes a la compañía del mayor Florentino Pérez existente en el negocio: David Geffen) aún trabajaban respectivamente en el EP “Live! (Like a Suicide)” o el maquetero “Fecal Matter” ajenas a que serían los últimos hypes globales.
¿A qué cuento viene revisitar este par de fenómenos
relacionados con nuevos grupos que ni el Punk
de esencia californiana posterior (Offspring,
Green Day) que nos intentaron colar
como “rey puesto al Grunge”, el Brit-Pop con sus rentables peleas old-school
o ´AxlCobainianas´, o el revival de vuelta en los States para
comenzar el siglo XXI (Strokes, White Stripes…) logró igualar en
repercusión mundial?: Los nacimientos
que en aquel ya lejano 1986 se
produjeron, dando continuidad a una música la mar de emocionante y (afortunadamente,
debido al cambio tecnológico y social) más alejada de corrientes sobrepobladas; por supuesto sin llegar a pena de telediario, y por consiguiente a la boca
de tu padre soltándote en abril ´94 “Oye,
que se ha suicidado uno de Héroes del Silencio”. ¡Ein!
Curioso que en aquel enero del ´86 Kevin Parker aún estaba con los típicos cólicos del lactante, mientras su madre no pegaba ojo; Alex Turner estrenaba su primera tetina y otros tantos que durante estos últimos años nos han ofrecido música más que reseñable necesitaban cuatro pañales diarios. Una quinta, la del 1986 a la que nos apetece homenajear, primero por alcanzar este año en curso la edad de Cristo; segundo, por hacernos sentir de que la música tal como la conocemos hoy ha adquirido y sigue adquiriendo peso (a pesar de experimentos abominables) y tercero por, como rezaba Fernando Alfaro, haciéndonos sentir que “ya no somos jóvenes” pero igualmente interesados en nuevas propuestas más o menos inspiradas en épocas gloriosas que algunos tuvimos la suerte de vivir como es natural, con bastante más intensidad en los albores de nuestra adolescencia.
He aquí una pequeña selección
de temas para vuestro disfrute. En realidad nada
nuevo, solo una excusa para enlazar cinco trayectorias que esperemos sigan
alimentando nuestro deseo, ya no de descubrir una “The Next Big Thing” a todas luces ya poco factible, sino tan solo de abogar por un necesario
repunte en las ventas de guitarras,
en detrimento de uñas largas y coloridas. Aquellas Fender o Gibson que tan bien se despachaban
cuando los padres y madres de nuestros protagonistas preparaban sus papillas
mientras en la cocina esa televisión de tubo disparaba sin cesar Smells Like Teen Spirit o Don´t Cry. Para ellos vaya.
Gran renovador de los sonidos acolchados y el repunte del
grave en los bafles, todo ello regado con maravillosas y embriagadoras melodías psicodélicas. ¿Quizá
exceso en lo sintético? Puede ser, pero de qué manera. Australia dejó de ser
solo distorsión y músculo y enlazó con su tradición desértica a la vez que
melódica. Pink Floyd y Kyuss metiéndose un chute de Easy Beats.
Alex Turner (Enero,
1986)
Quizá el sustituto natural (según sus propias palabras) del bueno de Noel. Fruto de la Era My
Space y de la combinación ganadora y anfetamínica entre su batería Matt Helders, su Stratocaster por encima del ombligo (todo un ´must´en nuevos héroes guitarreros; véase Idles) y por supuesto, unas canciones muy serias no solo al frente
de la banda madre. (véase su carrera en solitario co-liderandoThe Last Shadow Puppets...)
Noel Pecknold (Marzo,
1986)
Deudor de la tradición folkie/pop más sixteizada (CSN&Y, Joni Mitchell, Beach Boys) remezclada con texturas corales exuberantes fue una de
las apuestas con más calidad de Sub Pop,
sello que por sí mismo es el epítome de la renovación constante y la apuesta
por la variedad y el buen gusto a lo largo de sus más de tres décadas de
existencia.Fleet Foxes son una
muestra más de ello.
Theo Katzman (Abril,
1986)
Hijo de músicos y maestro en lo referente a recrear y
mejorar esos viejos, calidos y misteriosos sonidos que al igual que su coetáneo
K. Parker nos retrotraen a las
mejores vibes producidas por Stevie Wonder o el mismísimo Bill Withers a lo largo de sus carreras. Todo un fenómeno al
frente de Vulfpeck, su banda de
referencia y con la cual ya consigue llenar un Madison Square Garden en pantalón corto y calcetas. Genio y figura.
Jessica
Staveley-Taylor (Mayo, 1986)
Junto con sus hermanas, Camilla
y Emily, a las que sería injusto no
nombrar como triple cabeza pensante en The
Staves, ha logrado aunar la tradición acústica puramente inglesa (desde Jimmy Page hasta la Dark Britannica) no dando puntada sin
hilo. Elevadas por Justin Vernon y
santificadas por Ethan y Glyn Johns en sus discos para Atlantic (todo a la vieja usanza), dan
muestra de que merecen algo más que completar sus ingresos mensuales siendo
coristas de Mumford & Sons.
Delicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario