Fantástica
la noche que el colectivo germano-sueco “The
String Theory” nos brindó junto a nuestro querido José González. Tan parco en palabras y sencillo como de costumbre
(accedió al recinto, mochila en ristre, junto a los que allí estábamos aguardando
en la cola), el muchacho ni siquiera se cambió de “ato”. Para qué, de sobra
sabía que los que allí estábamos no buscábamos fuegos artificiales, sino magia,
y eso es fue lo que nos regaló.
No hacemos
referencia previa a (llamémosle) la orquesta de cámara acompañante por
casualidad. Esta, nos ofreció momentos únicos, no solo decorando el esqueleto
armónico de las bellas y desnudas canciones de González
sino, como antaño, reestructurándolas y dándoles un toque a la par que
abstracto, épico. Inteligente y sabia decisión del bonaerense afincado en
Goteburgo.
Allí, y
mientras sonaban las primerísimas “Crosses”
o “Heartbeats” pudimos percibirlas
grandes, y si cabe, aún más evocadoras. No comenzó por los clásicos sino con la
inesperada “Far Away”, procedente de
la banda sonora del videojuego Red Dead Redemption, aunque José prestó especial
atención a sus dos últimos trabajos. “Abram”,
“What Will”, “Cycling Trivialities”, “Every
Age” o “Vissel” tuvieron un
papel protagonista a lo largo del show.
Por allí, en
todo momento se percibió el espíritu de ese Nigel Godrich mimando las canciones de Atoms for Peace o al más agudo Jonny
Greenwood en cualquiera de sus facetas fílmicas. Trabajadísimas orquestaciones que a buen seguro han costado meses de ensayos y ajustes para lograr esos olores y texturas ambiguas que bien podrían asimilarse a fantásticos proyectos en
castellano que se alimentaron de orquestación “clásica” en cualquiera de sus
tipos. Véase Standstill & Bonaparte
Ensemble.
En cualquier
caso, José González, cada vez más,
abraza la experimentación y la apertura de miras. Fue el caso de la
hiperrítmica “Prism Part Blue” o el
maravilloso arreglo de “Down on the
line”. Por supuesto, y a pesar de todo, no faltaron “Cycling Trivialities” o “Teardrop”
con la que hizo el amago de despedirse.
En definitiva, noche de enmarcar en un buen Top 5 en cuanto a conciertos de lo que llevamos de año, a cargo de un músico que parece empeñado a unirse al club de los que hacen avanzar el tren de la música, no solo hacia delante, sino en el buen sentido, escapando de halagos y posiciones conservadoras e insustanciales.
Nuestra especial gratitud a SON Estrella de Galicia.
Fotos: Instagram / Vinylola.
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