Está bien, lo confieso: Nosotros aguardamos en cola virtual para conseguir entradas de U2 hace meses. Misión imposible. Pero la Divina
Providencia, o más bien algún leprechaun traviosete, nos tenía guardada una
sorpresa.
Damien Rice, otro
irlandés ilustre pero diametralmente opuesto a las coordenadas del cuarto
dublinés (a pesar de su famosa cover de la sempiterna “One”), acudió en nuestro auxilio para permitir disfrutar de su
primer set en suelo madrileño. Un privilegio.
Más de quince años han pasado desde que (como casi todos) lo
descubriéramos de mano de esa preciosa carta de presentación que fue “O” y que nos convirtió en más-que-fieles a su idiosincrasia y
gusto. Todo llega, y además en un envoltorio inmejorable como fue el Teatro Circo Price capitalino. Este, por
momentos se hizo tan pequeño como nuestro dormitorio en casa de papá y mamá, en
donde en la oscuridad lo triturábamos vehementemente. Una y otra vez.
Damien Rice- Teatro Circo Price. 20 septiembre 2018 |
“The Profesor &
La Fille Danse”, “Delicate” y la
cadenciosa “9 Crimes” al piano
abrieron el concierto de la mejor manera posible, entre botellas de vino a su
derecha (que quedaron encorchadas) y una audiencia selecta, entendida y
entregada que lo alababa como a un genuino John
Boy soñado por Love of Lesbian.
Dramatismo, sí, pero el justo. Mucho sentido del humor y
retranca isleña del de Celbridge en
la introducción a muchos de sus números, siendo quizá “Annie/Sex Change” la más divertida de todas. “Quedé con una amiga al otro lado de la ciudad en un día de lluvia, era
un día triste y me dijo que si quería dormir en su cama. Yo entre balbuceos
conteste que sí. Entonces me dijo que estupendo, su hermana se iba con una
amiga... Así yo puedo dormir en la suya”. El pobre Damien cuenta como, paso
seguido, su follamiga (aseguraba que muy hippie) le invitó a “autoconocerse” y
pasar un buen rato a solas. “Así que
intenté pasar un buen rato a solas conmigo mismo”, zanjó. Fácil vislumbar
el desenlace. Audiencia de monólogo encantada y preparada para continuar con
algunas de las descargas más importantes del concierto: “The Greatest Bastard”, “Elephant”
o las inconmensurables “Rootles
Tree” y “Volcano” nos pasaron
por encima entre esas maravillosas fluctuaciones dinámicas marca de la casa.
Damien Rice- "The Greatest Bastard". |
También tuvo tiempo para estrenar la nueva “Your Astronaut” o compartir escenario
con una madre e hijo que le venían siguiendo en su gira desde Milán, colocando
el micro entre ambos en la frágil “Cold Water”. Tras también repasar “I Remember” y preguntarnos qué nos
gustaría que tocara, el piano o la guitarra; qué canción sí, o qué canción no
nos gustaría escuchar; hacernos reír referenciando su amor al chocolate; o
recordando tiempos en Álcalá de Henares,
donde supuestamente le hubiera gustado tanto vivir como en el resto de España,
según sus palabras, “donde el cielo es
siempre azul”, nos dejó con la miel en los labios asegurando que el teatro
cerraba. Nada más lejos de la realidad.
Piano or guitar? |
Un bis antológico
terminó de rematarnos un par de minutos después del sonoro pataleo con que las
aproximadamente mil personas que
abarrotaban el Price pedían más y
más. Y así fue. La infaltable “The
Blower´s Daughter”, “Trusty and True” (karaoke universal a tres voces) y “Cannonball” a pelo desde el mismísimo
proscenio fueron el colofón perfecto a un show para cada uno de los que allí,
boquiabiertos pensamos que no había pasado el tiempo, que ese pequeño duende irlandés seguía susurrándonos en
nuestro casa, quince años antes, entre las mismas sábanas donde disfrutábamos
de su voz con los auriculares a medio gas, febriles e incapaces de
resistirnos al embrujo de sus maderas. Gracias.
Fotos: Vinylola e Instagram.
Fotos: Vinylola e Instagram.
No hay comentarios:
Publicar un comentario