martes, 12 de enero de 2016

Opinión: “ENTRE TANTO CULO, AUN CEREBROS"



Las razones por las cuales, poco a poco (al parecer) nos estamos quedando huérfanos tanto de referentes culturales como simplemente éticos o ideológicos, parecen antojarse difíciles de discernir. Después, de entre otras, las muy recientes partidas de músicos como David Bowie, antes de ayer mismo, en el ámbito internacional o Javier Krahe, seis meses atrás, en el nacional, cabe preguntarnos, ¿quién va a ocupar sus –por supuesto- insustituibles lugares?, ¿hoy día es más difícil transgredir a esos niveles?, ¿en nuestros días toda carrera es más efímera que antaño?, ¿qué, de lo que hemos escuchado en los últimos cinco años gozará de autenticidad y legitimidad en los próximos veinticinco?

Bowie- Héroe hasta el último día.


Si estás leyendo esto, a buen seguro, pertenecerás a una de esas generaciones que han conocido a tiempo real la génesis  de algunos de los últimos iconos instantáneos a nivel global, desde U2 a Nirvana, pasando por Guns n Roses. Si éstos fueron tan absolutamente masivos, no cabe duda, fue gracias a las reprobables, MTV a nivel global y Los 40 Principales dentro de nuestras fronteras. ¿Hoy habríamos sabido de su existencia? Podemos estar seguros que la respuesta sería afirmativa, pero ¿hubieran llenado recintos destinados a un Madrid-Atlético?. Es inevitable ser auto-indulgente con tu propia juventud. La anécdota se amplifica y tus preferencias también, ¡ya no es como antes!, ¡ahora ya no se escucha nada bueno!. Pero recordemos que hemos sido excepcionales clientes, siendo dirigidos y redirigidos de la “electrónica” con cresta al “Brit-pop” más sensacionalista, por solo citar algunos de los coletazos finales referentes a ventas millonarias, confitadas en tiempo récord, bajo esas benditas y manidas etiquetitas que fueron “Alternative”  y “Parental Advisory”.

¿Quién nos lo iba a decir? Pre-Bisbal.


Las especulaciones que se adentren en territorios –llamémosles- “conspiranoicos o incluso auto-destructivos" quizá tengan cierto sentido. Los lanzamientos por los cuales el público se siente excitado y expectante, en la actualidad han dejado, por diversas razones, de ser masivos –entendiéndose éste concepto en su sentido menos perjudicial-. La democratización para cualquiera que quiera adentrarse en la producción artística hace años llegó a nuestras propias casas, con lo bueno y lo malo que todo ello conlleva. La era MySpace (y todas sus secuelas) se asentó hace más de quince años, y todos pudimos colgar nuestras composiciones, vídeos o escrituras de cara al un mundo, supusimos, hambriento de cultura. O eso era lo que pensábamos, pues la mayoría de las veces esto solo conseguía –y sigue logrando- que su escucha, visionado o lectura, sea disfrutada por nuestras familias y algún que otro amigo cercano –siempre y cuando no le lleve más de cuarto de hora-

No hay tiempo, hay mucho que descubrir, de que hablar. ¿Ya has visto Star Wars Episodio VII?. Nada de esto es, efectivamente, nuevo. Un clásico como "el día en el que todos pudimos comer pollo, el pollo dejo de ser pollo" se ha hecho evidente.

Joey- Con los pies en la tierra.


 De todos modos. ¡Ánimo! Muchos, a estas horas, al menos podemos dar gracias de no haber sido víctimas de vergonzosas y patéticas escenitas pretéritas que hoy seguirían siendo reproducidas digitalmente hasta el fin de los tiempos. ¡Contigo no, bicho! 

Difícil inserción laboral- En todos los Adecco tienen su cara.


Volviéndonos a centrar en el terreno discográfico; años atrás, mucho antes de que esos “¡no por favor, más 90´s no!” llegasen, cualquier producción gozaba de una mayor manga ancha. Los “trajeados de buen rollo” de las distintas multinacionales, al menos consideraban que un grupo o farandulero cualquiera pudiera facturar un par de discos fallidos, permitiéndoseles  madurar –previa atada de manos- de una manera progresiva, a la vez que “profesionalizaban” su propuesta, pudiendo así despachar algo bastante mejor de lo que ofrecerían al público si tuvieran que  compaginar su labor creativa con un trabajo a turnos de ocho horas en una fábrica de Campofrío, dejando ensayos y composición para momentos más propicios e inspiradores que el destinado al despiezado del siguiente jamón.

Por otro lado, sin ninguna duda, lo que internet nos ha deparado, superó lo que todos considerábamos previsible. Volvemos al origen, y casos como los anteriores citados, Napster (y todas sin secuelas) sin desviarnos mucho, destrozaron una industria disquera que –lógicamente- se lo mereció. Ahora, decenas de formaciones y cantantes claudican un “Crowdfunding” que muchos de ellos podrían –paradójicamente- pagarse perfectamente, apartando un poquito de su salario en Lidl para un estudio un pelín más humilde, pretendiendo que sus sufridos fans costeen su hobby en Abbey Road. ¿Qué tal pasarte al pádel?. Lo de Extremoduro ya queda lejos, y este neoliberalismo atroz, grita de placer al comprobar que la audiencia de unos muchachos les está financiando lo que luego, estos van a facilitarles de manera gratuita con solo enseñarles su atractivo logotipo corporativo

Sin pijadas. La pecunia en mano.


¿Si hablamos de promoción? más de lo mismo. ¿Alguien aun cree que el grupo más cacareado y pionero –ahorrémonos nombre- en el salto a la fama mundial a costa del periodo MySpace, lo consiguió solamente con la ayuda de la plataforma de, Tom, nuestro primer simpático y servicial amigo on-line?. ¿Cierto que en el terreno patrio, todavía algún alma cándida ha tragado con que muchos de esas formaciones, tan honestamente auto-producidas, no han pasado por ningún Código Cuenta Cliente?, -sin nombrar a su tío de Alcalá, para poder pasar al siguiente nivel-.

Tom y la invención de la "Era ombligus".


En el fondo de la cuestión, y disculpando a las más o menos honrosas bandas a las que pudimos hacer referencia con anterioridad, el siglo veintiuno nos ha regalado una retalía de pensamientos livianos, -falsamente- felices, y tan tibios como lo que fue y siguen siendo organizaciones para la transformación del arte en tetrapack, como Eurovisión, que más lejos de desaparecer, sigue su metamorfosis hacia fetiche de lo más cool para algunos –justicia poética- capullos. Ver para creer. ¿Otra de las pruebas del éxito de una cultura idiotizante disfrazada de humor inteligente y surrealista? 

El Camaleón que nos merecemos.


Todo ha cambiado. Y todo seguirá cambiando a una velocidad –quizá- excesivamente trepidante. A freír espárragos el decrecimiento, de un parón medianamente razonable y sostenible. La teoría del ´océano de conocimientos, pero de dos milímetros de profundidad´ que muchos preconizan se ha  hecho mucho más que real; ha cristalizado en algo que podemos contemplar día a día en las más de cien mil tertulias que exigen de “expertos” durante una ingente cantidad de tiempo televisivo destinado a tal efecto. 

Comité de expertos "Día y noche". Haciendo horas extras.


 Dj´s pinchan tirando de Spotify; mc´s optan por esta opción, no por esputar sus líneas, sino por pura dejadez de atesorar background musical y prosperar entre teclados, cuerdas o maderas varias, en pos de un polvo rápido. ¡He dicho que, contigo no, bicho?!. “Mucha ambición y poco potencial” que rezaba Kase O. ¿Quizá todos aspiramos a ese sueño húmedo que representa RATM en la puerta de Wall St.? Sí,  pero -como ellos-, volviendo a nuestras confortables casas. El “comer caliente y no quemarse” de toda la vida, aunque el abuelo fuera picador, allá en la mina, con "all the people moving".

RATM- Los Clash que nos merecimos.


Por suerte, no todo está perdido. Cada vez más, salen a la luz veintegenarios, cual crisálida, que sin necesidad de volar a Alburquerque, atesoran una inmensa capacidad transgresora, añadiéndose el plus que conlleva una formación envidiable, aportando a causas artísticas, éticas y solidarias  más de lo que los viejunos de turno podríamos haber hecho a su misma edad. Solo esperemos que como ya –tristemente- les ocurrió a esos apenas, críos de los setenta y ochenta siendo alienados y consumidos por sustancias patrocinadas por entidades de camisa y corbata no surjan paralelismos con los actuales en cuanto a una nueva esclavitud planificada y encabezada por individuos y corporaciones tecnológicas que les desean en casa, frente a la pantalla. Grabando vídeos didácticos en vez de salir a tocar con amigos o mirando y cantando soniquetes sexistas interpretados entre atractivos beats, por propias mujeres meneando grandes panderos. Que en cadena acudan a la droguería, para comprar por navidad sus perfumes a sus hermanas pequeñas, sí, esas que sueñan con convertirse en ellas. ¡No lo hagas!, ¡La que vas a liar pollito!

Kase O.- Reclamando sección de discos en el Lidl.

“Between the butts, I´m in there with a brain”  (“Entre los culos, allí estoy yo, con un cerebro”) Debemos agradecer a M.I.A. la inigualable y espontánea cita que encabeza lo que inspiró esta incontinente parrafada surgida de otro pequeño gran duelo. Entre tanto culo bamboleante, todavía quedan muchas chicas y chicos con unas buenas y fantásticamente bien amuebladas azoteas. Héroes diarios que no necesitan de grandes focos mediáticos para seguir inspirándonos mientras ofrecen lo mejor de sí.

M.I.A.- Quemando push-ups.


DEP David Robert Jones 1947-2016

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