CALLING FESTIVAL. Clapham Common Park, Londres. 4
JULIO 2015. Ryan Adams, Noel Gallagher, Modest Mouse…
Calor abrasador para la edición 2015 del Calling
Festival. Suerte o suplicio, según se mire. Para los cientos de londoniers
allí congregados supuso un disfrute cercano al de un cerdo en una charca, pero
para los aquí firmantes, ansiosos del fresquito británico que España estos días
les niega, más bien se asemejó a lo segundo. Bochorno infernal bajo un Lorenzo
de justicia. Ante la falta de corresponsales, Vinylola
se centró en el escenario principal, donde un line-up encabezado por Noel
Gallagher y sus high flying birds nos sació hasta prácticamente la caída
del sol.
Abrieron “Sunset sons”, joven
cuarteto inglés que bien podrían ser sucesores de los inefables Maroon 5 o 30
Seconds to Mars. Cierto es que aunque el buenorro frontman (todos los “must” en
su aspecto y vestimenta incluidos) desvirtuaba el potencial de la banda –a
pesar de su formidable voz-, cumplieron con un repertorio más que chulo y buenrollista.
Hits sin parangón como “Medicine”, “Come easy” o “Can´t wait”
dieron buena fe de que estos muchachos tienen todas las papeletas para ganarse
sobradamente las lentejas no solo en esto de la música, sino en cualquier
ámbito relacionado con la imagen.
Más adelante, y en pleno sofocón
aparecieron “Echo and the bunnymen”. Anclados aun a la nueva ola no
dejaron de gustarnos atacando clásicos como los de su “Ocean Rain”. El
quinteto cumplió con nota ante una audiencia de lo más heterogénea (tónica
general a lo largo del festival) pues desde los cincuentones más curtidos hasta
los pipiolines de la gran bretaña supieron agradecer esa “macarrería pasiva”
que tantos y tantos grupos le han fotocopiado a Ian McCulloch y compañía, que
sin soltar su cilindín y vestido de negro dio la talla como sí de un oscuro y
humeante club de cien personas se tratara.
En pleno zenit de calúa ¿Que mejor que
disfrutar entre dos mil energúmenos teenagers de “The Hives”? Cualquier
cosa. Pero en su afán informativo, Vinylola se atalajó su más elegante hato
punk-rock para esperar lo gordo del festi tras unos Hives que arrasaron entre
la muchachada con sus clásicos. “Come on” para abrir, “Main ofender”
en mitad del set y “Hate to say I told you so” en la conclusión. Un
puñado de canciones que, pasados los años, siguen estando en el pedestal del
rock más enérgico.
The Hives. Ya, honorables padres de familia. |
Cuenta atrás bajo la enigmática atmósfera que “Modest
Mouse” nos trajo ya a la caída de la tarde. Una banda que muy probablemente
puedan considerarse “The next big thing” al estilo de “My morning Jacket” pocos
años atrás. Estos curtidos músicos de la escena de Seattle hicieron las
delicias de los oyentes más experimentados. Alucinante observar cantando todas
sus canciones a personajes más cercanos a la jubilación que al acceso a la
universidad. Un conjunto que a veces rondaba los siete componentes trituró
temas como “Paper thin walls” o “Pups to dust” consiguiendo
ambientes cercanos a los que se obtendrían en una metalúrgica.
Percusiones totalmente analógicas y afinadas según el tono de depende que
temas, dieron ese toque visceral y arcaico a la par que avanzado que todos
esperabamos. “Float on” y “The View” dieron muestra de ello para
cerrar una hora de concierto de lo más intensa.
Modest Mouse. Estampados de animalicos. |
A continuación. Ryan Adams. Lo que
realmente nos llevó rumbo al Calling, debido a su relación de amor-odio con
España, sus promotores y por supuesto sus fans-toca-pelotas ibéricos. ¿De
verdad es necesario desplazarse dos mil y pico kilómetros para disfrutar de
este hombre? Bueno, eso de hombre habría que matizarlo, pues esta bestia parda
se marcó un concierto de muy señor mío. Algo que compensó con creces nuestra
inversión en vuelos low cost.
Spitafields market? No. Ryan Adams en su salsa. |
Una retalía de cacharritos, cuadros,
amplificadores gigantes (claro homenaje al Sr. Young), calaveras cromadas,
banderas hippies y por supuesto, máquinas de marcianitos ochenteras nos recibió
mientras se nos caía la baba deseando que todo comenzara. Y vaya si comenzó...
Una especial atención a sus primeros
álbumes y último disco, aparte de a “The Cardinals” nos dejó turulatos
desde el minuto uno. Tan solo “Gimme something good”, “Let it ride”,
“Stay with me” o “Dirty rain” sentaron las bases de lo que iba a
ser uno de los mejores shows que hasta el momento hemos cubierto.
¿Es un pájaro, es un avión? No. Ryan dejándose las cervicales. |
Total conexión entre los miembros su
actual banda “The Shining” que dio como resultado una performance a la
vieja usanza. Improvisaciones totalmente bluesy por parte de Adams (gratísima
sorpresa su dominio de la guitarra solista) que fulminó con maestría, clase y
estilo unas “Fix it”, “Paceful Valley” o “Come, pick me up”
sonaron como Dios. Si algo hay que decir, es que este tipo lo da todo. Si tiene
que romperse la nuca haciendo un solo, lo hace; si tiene que patear un
ventilador, lo hace; si tiene que arrancar dos veces para que salga como se
debe, se hace; o si tiene que alabar escupiendo que Tom Araya y Freddy King
(Slayer) son los putos mejores compositores del mundo, lo hace. Un rollo
anfetamínico y punk a veces y otro progresivo a lo “Southern rock” en otras que
nos voló la tapa de los sesos mientras desgranaba “Shakedown on 9th Street”
o “Magnolia mountain”. ¿Hemos dicho que lo da todo? Si. Pero también lo
tiene todo. Una genuina estrella del rock, ecléctica y genial de nuestros días
que se fue sin despedirse. Faltaría más.
Noel. Saliendo con todo de frente. |
Para terminar “Noel Gallagher” y
sus high flying birds hicieron suyo el parque. Bastante menos excitante que lo
que acabábamos de presenciar, Noel dejó el listón alto presentando su nuevo y
formidable disco “Chasing yesterday”. Una revista británica sobre el
reseñaba “The song is not always remains the same”, y efectivamente, no hay más
que decir. Mucho respeto por lo nuevo de Noel pero un poco cansados de que cada
festival donde aparezca parezca un parque temático “Oasis” .Fans farloperos,
yuppies pijos y una calaña muy rara que no hace justicia a la película que el
más inteligente de los hermanos quiere llevar a cabo. En fin, disfrutamos de su
tiempo pero no pasamos de considerarlo una simple coda en comparación con lo
vivido una hora antes. Siempre es una alegría que entre sus fantásticos nuevos
temas no dejen de sonar “Digsy´s dinner”, “ The masterplan” “Champagne
supernova” o “Don´t look back in anger” lo cual para cerrar el
festival es garantía de buen sabor de boca.
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