Crónica: “Porgy & Bess” Cape Town Opera. Teatro Real, 12 Junio 2015.
La segunda de las nueve representaciones con las que la “Cape Town Opera” presentó su versión
de “Porgy and Bess” no pudo acabar
con mejores sensaciones. La compañía sudafricana siguió dejando el listón muy
alto con un libreto, que por su aceptación popular –obviando rupturas y tabúes
socio-culturales- desde prácticamente su estreno hace exactamente ochenta años
supone un reto para cualquier conjunto que se propone afrontarla en su integridad.
Porgy. Sufridor irredento. La gran ovación de la noche. |
Esta atractiva e inmortal historia de poliédricos ángulos, tan anclada
en la idiosincrasia norteamericana, sigue tristemente representada en más
calles yanquis de las que a priori pudiera parecer. Hay cuentos que se repiten
década tras década y este, por desgracia sigue, y tristemente seguirá estando
en boga. La peculiaridad y el punto de distinción de la versión ofrecida por la
“Cape” reside en el transporte de la
historia desde el ghetto de Charleston a los de actual Ciudad del Cabo. Aunque
los personajes se mantienen respetuosamente intactos se les ha dotado de una
credibilidad y realismo que a día de hoy no tendrían que envidiar a los
recreados por el gran DuBose Heyward,
y –a buen seguro- por los cuales, el mismo autor se habría sentido magnetizado.
Sportin´ life. Nuestro camello favorito. |
“Summertime”, esa nana más grande que la vida que supuso
el enganche al éxito universal de la ópera, abrió sin ningún tipo de overtura la
obra, recreando un ambiente conmovedor, que sumado al escenario de el Real no
hizo más que amplificar su belleza. También maravillas como “Gone” o la más coral “It ain´t necessarily so” se vieron
relucientes y conmovedoras a la manera que los más exigentes Armstrong, Davies o Holiday,
prominentes versionadores del catálogo George/Ira
Gershwin, les hubiera gustado saborearlas. Una joya que ya tardaba en
volverse a representar en la capital de la mano de un reparto inconmensurable
que interpretaba hasta con las pestañas.
Suburbios, pescadores y partidas de dados. |
Referencia especial a Orquesta
titular del Teatro Real, afrontando de manera sobresaliente unos pasajes
orquestales –banjo incluido- que nos llevaron al séptimo cielo de la música
contemporánea. Vale, aun algunos rezan que poco tiene que ver lo que se
pretendía en las partituras originales –a pesar de los muy marcados diálogos en
“gullah”- con lo que finalmente quedó reflejado. Es cierto, y a veces,
dejándonos llevar por nuestro negro y afro-americano subconsciente desde nuestro interior luchamos por escuchar esas increíbles canciones de la manera más bluesy
o góspel posible en contraposición a esas constantes referencias melódicas a A. Berg o Rubinstein en su musicalización, pero ¡qué demonios! ¿Acaso esos
adorados Charles Mingus o Nina Simone no hubieran salivado por
interpretar sus scores en el foso?
Bess. Proxenetismo, mono y demás lindeces. |
En definitiva, altamente recomendable el pasarse por las taquillas del Teatro Real
durante el siguiente mes, pues aun quedan siete representaciones hasta el
próximo 10 de Julio.
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