viernes, 8 de julio de 2016

Crónica: WILCO. “Las noches del botánico” Madrid, sábado 2 de julio de 2016.


La semana pasada, y dentro de la programación que engloba “Las noches del botánico” pudimos disfrutar de Jeff Tweedy y sus muchachos. Unos Wilco sobresalientes, que supieron demostrar, en un entorno privilegiado (la visión y el sonido fueron más que buenos) por que, han sido, y siguen siendo una de las bandas puntales del rock americano contemporáneo.

En el set no faltaron sus fundamentales  “I am trying to break your heart”, “Art of almost”, “ Spiders (kidsmoke)”, “Heavy metal drummer” o la espléndida “Jesus, etc” que de la mano del bueno de Nels Cline, como siempre, subieron a un nivel estratosférico. Muchas horas de ensayo, muchas tablas pateadas y muchas noches de show, son las que esta troupe atesora; pues la sincronización, tanto instrumental, como rítmica de la que hicieron gala dejaron boquiabierto a más de uno.

Wilco- Noches del botánico.


Como ejemplo, la cumbre de la primera parte del repertorio que representó “Imposible Germany”, donde el guitarrista solista emuló, con ayuda de su fuera de lo común vibrato,  a muchos de los mejorcitos que acarician las seis cuerdas con maestría y gusto. Un auténtico anti guitar hero con más tintes de haber pertenecido durante años a una banda punk que de atesorar cientos de discos grabados como músico de estudio. Por supuesto, no desmereció el resto de la banda. Máxima concentración y flema fue lo que el sexteto titular derrochó a lo largo de la casi hora y media en la que también desparramaron “Dawned on me” o la fantástica “The late greats” que cerro para dejar paso al bis.

Nels al dobro.


Apenas cinco minutos hicieron falta para que los pipas, encabezados por el que parecía hijo putativo de John Holmes, situaran el equipo acústico con el que el grupo de Chicago remataría la jugada para nuestro goce y disfrute.

Seis temas fueron disparados como certeras balas. Desde nuestro considerado clásico “Misunderstood” hasta, para finiquitar su `unplugged´ el tema que formó parte de su proyecto junto al gran Billy Bragg “California” nos hicieron derramar más que una lagrimilla, pues adrede, el grupo optó por no dar rienda al equipo de sonido, tocando y cantando sin prácticamente apoyo de la amplificación. Un detalle mágico que culminaron con una “A shot in the arm” que nos dejó a todos sin voz, en una parte por un karaoke al que casi nadie pudo resistirse, y por otra, debido a la intensidad emocional con el que Mr. Tweedy cerró el concierto embelesando al personal que allí babeábamos.

Fin de fiesta. Sentados junto a la fogata.

Otra noche mágica, de mano de una de esas bandas de las que puede decirse, hacen avanzar la música hacia parajes donde permanecerá gigante e incorrupta durante muchas, muchas décadas. Brillante.    

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