A lo largo del pasado fin de
semana pudimos disfrutar del nuevo gran
festival capitalino, que pretende rivalizar,
cual Madrid-Barça, con el Primavera
Sound catalán. Para ser la primera edición, y salvando incomodidades
propias de un arranque de cero, no salió del todo mal. Obviando pequeñas (y no
tan pequeñas) pegas que se fueron solventando prácticamente sobre la marcha y
una denominación que adolece de toda personalidad y originalidad (Mad Cool), creo que a todos los que a
él asistimos nos encantaría que tuviera continuidad. ¿Cuándo sino, podríamos
disfrutar de artistas tales como los Jane´s
o Neil Young apenas a una hora desde cualquier punto del centro del país?. No le demos más vueltas.
Cada uno pudo elegir su devenir
en el festival, aunque nosotros nos centramos en los cabezas de cartel y propuestas
cercanas a la posibilidad de hincharnos a cañas en los alrededores del popular barrio de Villaverde, sin tener que pasar demasiado por esos insufribles “Cashless” points tan alejados del
tradicional pack, calimotxo+breva por la mitad del precio que se estableció en
el interior de la Caja Mágica. Todo un lujo, imposible en otros auténticamente snobistas entornos festivaleros.
The Who- Momento "I hope I die before I get old" encogida de brazos. Antológico. |
El jueves, abrimos boca con unos The
Who que nos gustaron mucho más que en la última ocasión que tuvimos de
verlos, allá por mayo de 2007. Un show basado en su 50 aniversario arrasó entre veteranos y neófitos. Unos Pete y Roger pletóricos (y super-cachondos) nos hicieron pasar un rato de
aúpa con temas de todas sus épocas. No quedaron fuera, ni Tommy, ni Quadrophenia,
ni Who´s Next, ni tan siquiera
muchos números primigéneos que, para
nada esperábamos encontrarnos.
Paseo por Brighton sin salir de Villaverde. |
Mogollón de proyecciones,
que con cualquier otro artista resultarían cansinas y ególatras, con nuestros
broncas favoritos resultaron de lo más agradables y potentes, acompañando cada
una de las canciones de manera efectiva y, por que no decirlo, conmovedora,
rozando a veces la experiencia religiosa,
como venía a cantar un señor que no me acuerdo. Historia viva.
Ya, el viernes, abrimos un poquito más el espectro, pudiendo asistir
a medio concierto nuestros adorados Kings
of Convenience. Medio, debido a la cola que se formó a la entrada de uno de
los escenarios secundarios, suponemos, debido a las premisas respecto a la
seguridad del recinto. No nos pesó, pues a pesar de la poca intimidad que el
lugar rezumaba, Erlend y Eirik, esos dos vikingnerds que tanto nos emocionan, se veían felices disfrutando del ambiente festivalero. Un
set, ampliamente copado por referencias de sus dos últimos trabajos “Riot on an Empty Street” y “Declaration of independence” se
encargó de darnos todo lo que pedíamos, de manera rápida y efectista. Con todo
y con ello, los seguimos prefiriendo en locales más adecuados a su propuesta o,
como no, sonando en alguna playa
mientras cae el sol.
Kings of Convenience- Corazones, Minions y Toy pianos. |
Emoción, intriga, dolor de…
Llegan los Jane´s. Un muñecote gigante (cortesía de la organización) nos da la bienvenida,
mientras esperamos confortablemente a diez metros del ampli de Dave Navarro (a reseñar, la perfecta
visibilidad de cada uno de los escenarios, estés donde estés). Un punto cool.
Todo apuntaba a momentos de gloria, a esos que llevas deseando disfrutar desde
que alguien te puso en la oreja a estos cuatro angelinos de tomo y lomo, sin ni
siquiera saber que, además de ponernos palote (auditivamente hablando), estaban
tan buenorros, pero… Plufff. Durante la primera mitad de su prometida
performance de “Ritual de lo Habitual”
solo sonaba el back-line. Sí amigos,
solo se escuchaban ellos. Fuera todo era confusión.
Uno de los mejores comienzos para un largo se nos escapó. Un coitus-interruptus en toda regla. Adiós
cara A.
Muñecote de Bienvenida al fiasco técnico del año. |
Dave y Perry se miraban
inquietos, y viendo que no había reacción entre el público ante tal avalancha,
no les quedaba otra que recurrir a uno de los técnicos para averiguar qué
ocurría. Uno de los momentos más embarazosos que uno recuerda. Pasado esto,
todo marchó. Comienza la cara B, y
todo en orden. Por fin nos podemos desquitar del disgusto. Ahora todo fluía.
Una “Three days” impecable y
gloriosa trajo la amnesia a nuestras sufridas masas encefálicas mientras las
endorfinas se conjuraban para hacernos disfrutar de todo lo que quedaba.
Terminado su clásico del 90, todavía
les dio tiempo de desplegar su retalía de efectos
visuales y escénicos. Perry, esa
“Mask”, esa serpiente de escenario,
deambulaba con su botella de “sangre de
toro”, mientras que Dave, todo
mazado él, se hacía querer por las fans. Hasta le echó los trastos a una, que
por cierto, le dio calabazas (esto casi es País Vasco, Dave).
Dave, Perry, Stephen y sus chicas. |
Así pasaron, strippers, artistas circenses colgadas por el pellejo, besos, calzoncillos con relleno (Stephen Perkins) y la señora Farrell, en body rojo. Sencillamente
L.A. Simplemente la semilla de lo mal llamado alternativo, que dio lugar a
Indies, Lollapalloozas, y bla, bla… Un fin de fiesta a cargo del trío “Jane Says”, “Nothing Shocking” y “Just
Because” nos remató, para finalmente relamernos con lo acontecido; pero,
por favor Sr. Técnico, no más comienzos así.
Echamos el cierre con 091. Muchas ganas de reencontrarnos con
una de las mejores bandas de rock
español que ahora, comienza una nueva andadura. Relegados a uno de los escenarios secundarios, hubo que echar
carreras para poder llegar antes de que la masa enfervorecida allí acudiera. No
fue así lo que nos encontramos. Apenas
trescientas personas, que los añoraban tanto como nosotros estaban
relajadamente esperando el show. ¿Una banda seminal, no se merece más? Saboreemos el repertorio sin juicios
morales.
091- Sobriedad y oficio. |
Un sonido perfecto y contundente acompañó en todo momento a Lapido y los suyos, a pesar de la corta
prueba de sonido, cosa que dejó paso a temas, sobre todo pertenecientes a su
primera y media época. “El baile de los
locos”, “Otros como yo” o “Qué fue del siglo XX” sonaron tan
compactas y potentes como una estampida de búfalos. Como única pega, a estos
granaínos, en plena forma, quizá se les echó en falta un poco más de contacto
con el público, pues, a pesar del brutal sonido, la actuación se percibió
plana, quizá fruto del cansancio y las horas que banda y público acumulaban
encima, echándose también mucho de menos algo más de su última etapa, “Sigue estando Dios de nuestro lado” y “La noche que la luna salió tarde” se
quedaron cortas para lo que unos fanáticos de su “Todo lo que vendrá después” esperábamos. Nos veremos más.
El sábado, y para rematar el festival, el
plato fuerte. Neil Young +
Promise of the Real. ¿Qué cabía esperar del viejo Neil? Pues uno de esos conciertos que
crean afición. Y por supuesto, así fue. Entre la audiencia, resaltaba la amplia
orquilla de edades expectantes ante
la salida del gigante canadiense. Niños de 7 años, al lado de septuagenarios
dotaban al evento de un buen rollo difícilmente igualable. Ni tan siquiera, en
su última visita a la península, allá por el Primavera de 2009, pudimos contemplar tan heterogénea audiencia.
Neil- Él solo, podría curar La Tierra (y medio sistema solar). |
Young no se andó por las ramas. Tras una siembra del escenario a
cargo de dos guapísimas granjeras, el artista se marcó del tirón cuatro de sus
grandes clásicos “After the gold rush”,
“Heart of gold”, “The needle and the
damage done” y “ Out of the weekend”
que impulsadas por su viejo piano y
acústica Martin, nos partieron la
patata. Después, y tras una enigmática fumigación a cargo de una sospechosa
cuadrilla de la química Monsanto a
esas pobres semillas, el viaje continuó.
Cinco años de ingeniería química, para esto. |
“Human Highway”, “Unknown
legend” o “Someday” nos
posicionaron de nuevo en terreno clásico, interpretando, ya con su Gretsch blanca en mano “Alabama” y “Words (between the lines of age)” . Para ir finiquitando el set, Neil y la troupe del joven Lukas Nelson (por cierto, fantástica y
recordándonos en sobremanera a esa descarnada e inolvidable época “Mirrorball”) nos apabullaron con, entre otras, dos jams de aquí te espero. La primera, de
unos 22 minutos, sobre “Down by the
River”, y la segunda, balanceando “Like
a Hurricane”, arriba y abajo, Blackie mediante, como en los viejos
tiempos. Old School en estado puro
que puso a nuestros músculos horripiladotes a prueba en no pocas ocasiones.
La infaltable “Rockin´ in a Free World” cerró una
lista de temas que Neil y sus chicos
no quisieron lacrar hasta cinco minutos después, con un único bis (también de todo el festival) en el
que se despidieron interpretando una tan ruidosa como mágica “Love and Only Love”. Memorable.
Para despedirnos, Vinylola cerró el festival acudiendo a
la llamada de nuestro Xoel López,
que con la profesionalidad que le caracteriza despachó más de una decena de
canciones que empezaron sonando no demasiado bien, pero que una banda de
campeonato se encargó de apañar hasta llegar al diez. Temas de todas sus épocas
fueron llegando, agradables y alegres ante los casi mil asistentes.
Especialmente bien sentaron “Reconstrucción”,
una versión de “Tierra” más centrada
en los teclados a cargo de Charlie
Bautista, y esa bonita adaptación de la popular gallega “A serea e o mariñeiro” que nos gustó
especialmente. Acierto seguro, acercarse a gozar de Xoel y los suyos, a pesar de que su “Paramales” aun no te haya caído en las manos.
Xoel López- Satisfacción garantizada. |
Despedida y cierre a un fin de
semana más que entrañable en una muestra, en la que, gracias a Dios sabe que ente-promotora-cuarto poder-mafia-logia,
el pueblo llano ha podido empaparse de historia
de la música, cultura en general y aprovechar unas instalaciones
tan infrautilizadas como magníficas para tal efecto, por un precio más que
ridículo. A pesar del Mad y del Cool... esperamos repetir.