domingo, 24 de abril de 2016

Dewolff + The Dirty Streets. 21 Abr 2016. La Boite, Madrid.


“We are The Dirty Streets from Memphis, Tenesse”. Con esas únicas palabras se presentaban frente al público madrileño este trío de power blues. Eran poco más de las nueve y veinte cuando Justin Toland, a la guitarra, Thomas Storz, al bajo y Andrew Denham, a la batería, se subían al escenario reclamados por la organización del concierto para dar comienzo a su show.

Justin, Thomas y Andrew. Desde las sucias calles de Memphis.


No hay misterios en la música que facturan estos tres chicos del sur de los Estados Unidos, blues cargado de mala leche con reminiscencias a otras míticas bandas como Humble Pie, Ten Years After o los mismísimos The Jimi Hendrix Experience. De esta forma, durante cerca de tres cuartos de hora, se dedicaron a descargarnos algunas de las canciones de su último disco “White Horse” como quien se deshace de un peso desagradable. Canciones muy bien calibradas como “Think Twice”, “Good Kind of woman” o “Looking for My Peace”, interpretadas con gran calidad frente a un público expectante pero que quedó convencido ante la franqueza de la propuesta de los de Memphis.

Dirty Streets, old school.


Pero había tiempo para poco más. Lo apretado de la agenda y los límites impuestos por las salas de concierto en esta ciudad hacen que resulte arriesgado un doble cartel de este tipo. Las limitaciones de tiempo imponían agilidad y poco espacio para la improvisación entre banda y banda. Y así, tras algún que otro problema en la prueba de sonido, Dewolff salían al escenario.

Un impresionante amplificador Fender, sobre el Leslie del órgano Hammond del teclista Robin Piso, presidía el escenario. En el lado derecho las Gibson de Pablo Van de Poel, y detrás de ambos el kit de batería de su hermano Luka, eran testigos de la impaciencia del público por que diese comienzo el concierto. Pero no tardaba en sonar la introducción de su último disco, “Roux-Ga-Roux”, y el grupo aparecía sobre el escenario para enlazar la grabación enlatada con el tema “Black Cat Woman”.

Dewolff, La Boite Live.


El sonido de la banda en directo se podría definir como cósmico. El uso de las rebervs eleva las canciones ampliando el efecto místico de la música, un recurso que toman prestado de la psicodelia que Dewolff incluye entre sus referentes artísticos. En la amalgama de influencias se pueden entrever bandas que comprenden desde Pink Floyd a Black Sabath, desde el voodoo blues de Dr. John hasta el hard rock de Monster Magnet para retorcerse a continuación en el southern rock de unos Allman Brothers. Pero ante todo se aprecia un gusto por dejar fluir la inspiración en el desarrollo de las canciones, lo que puede resultar un tanto tedioso en esos momentos en que las musas no están por la labor.

No tardan demasiado en atacar la que probablemente sea la mejor oportunidad para la banda de llegar a un público más multitudinario, y es que “Sugar Moon” funciona a la perfección como single. La canción suena redonda. Las voces de Pablo y Luka compactan perfectamente mientras que los coros y teclados de Robin la visten de ese halo de misterio que hace que no podamos evitar sentirnos embrujados por unos minutos. Posiblemente sea esa mezcla perfectamente medida de funk, blues y psicodelia la mejor baza de estos tres jóvenes holandeses. Es en esos momentos en los que se les ve crecerse y en los que mejor funcionan los juegos entre la guitarra y el órgano Hammond, algo que me hace pensar que no desentonarían para nada en una improbable jam desértica entre unos Kyuss o unos Doors. Hay cierta hipnótica atracción en el repiqueteo de una serpiente de cascabel, como diría Jim Morrison.

¿Jim Morrison suplantando a Ray Manzarek?. No, Robin Piso from the Neatherlands.


Tras una breve introducción al piano – estilo Satie – el grupo retoma un tempo algo más calmado y nos regala el precioso blues “Tired of Loving you”. Sin duda uno de los puntos álgidos del concierto. Los punteos de guitarra son un híbrido entre Gilmour y Page, que alternan entre la calma y la rabia a lo largo de todo el tema mientras que el órgano aporta cierto punto de locura inmejorablemente sostenida en el Groove de la batería. Las reminiscencias a los Pink Floyd del “Live at Pompeison innegables a lo largo de estas improvisaciones que el grupo va enlazando canción tras canción.

Tras “Tired of Loving you” se van sucediendo “Easy Money”, “Stand up Tall” - de su anterior disco – o “Restless man”, hasta que la hora apremia y no tenemos más remedio que despedir a la banda con la canción que también cierra su último disco, “Love Dimensión”, canción en la que el grupo despliega todo su “psichedelic power” para tratar de conducir al público a esa dimensión amorosa de la que habla la canción. 


Aún habría tiempo para que Dewolff se volviese a subir al escenario para despedirse con Gold and Seaweed”. En general un gran concierto con algún que otro punto bajo – solos de batería aparte – que dejó más que satisfecho al público que llenó la Boite en una noche tan comprometida de cara a sobrepasar los límites como la de un jueves, pero ante todo una agradable sorpresa poder comprobar que sigue quedando sustrato para alimentar a las nuevas generaciones del rock.

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