Nuevo concierto en la capital del
californiano Bart Davenport, acompañado esta vez por Yuri Méndez,
alma máter de Pájaro Sunrise en solitario, esta vez en el Café Berlín,
acogedor e íntimo enclave, que situado en un lugar privilegiado de la capital,
dedica la mayor parte de su programación a músicas no tan cercanas al pop, pero
que en esta ocasión quiso reunir, además de estas dos fantásticas propuestas, a
ese mix entre Kevin Ayers y Townes Van Zandt de la lejana
Tasmania que es Howard Eynon un par de horas antes. Lastima no poder
chequear su directo por cuestiones horarias.
Con un poco de retraso sobre el horario
previsto comenzó Yuri, ofreciéndonos un set acústico cortito pero de lo
más especial. Sólo, con Martin en mano (espectacular sonido) fue mostrando
temas tan fantásticos como “Evangeline” o “Minolta” además de
bocetos de lo que será su último largo, el cual, según sus palabras ha sido
producido por el propio Davenport en Punta Paloma (Cádiz). Una
hora que se nos hizo corta, cuando éste remató la faena con la dylaniana “Don´t
think twice” y “Summerface” de su propia cosecha. Muchas ganas de
escuchar lo que se ha, o está siendo cocinado bajo la etiqueta Lovemonk.
Yuri Méndez, aka. Pájaro Sunrise. Café Berlín. Noviembre 2015 |
Breve receso en una sala repleta (las
entradas en puerta estaban agotadas horas antes de la apertura) para retomar el
pulso de la mano de Bart y su Gibson añeja. Influencias macartnianas y
un cierto aire muy Ron Sexsmith siguen acompañando al americano, que con toda
alegría y desparpajo nos regaló una retalía de temas pertenecientes a todas sus
épocas.
Bart Davenport. Directo a Vinylola. |
”Girl gotta way” o “Dust in the circuits”, perteneciente a
su última referencia “Physical world” nos situaron ante un tipo que
destilaba sentido del humor. Esta vez, refiriéndose al halo de misterio que
envolvía –según él- a la capital y sus gentes... Cosas suyas. Una gran versión
de “Bachelors kisses” de los celebrados australianos “The
Go-Betweens” dio paso a “The saviours” o saltarina “LA Girls” que
desembocaron en una colaboración extra –e improvisada- entre los dos artistas
que hizo las delicias de los allí presentes.
Bart y Yuri. De buen rollo. |
En definitiva, una noche íntima, especial
y con la sensación de haber vivido uno de esos conciertos que supuran autenticidad
y background musical a raudales.
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