Gran noche la vivida ayer en Madrid en el estreno capitalino del nuevo
disco de ese bien patrio magníficamente guardado y conservado llamado Josele
Santiago. Ambiente fiel, que aunque sin porrón en mano supo saborear el
nuevo-viejo sonido del Enemigo.
Josele. Siete vidas tiene un gato. Joy Eslava, Madrid. Febrero, 2018. |
Abrían el set ya clásicos como la maravillosa “Fractales”
mezclándose estos con números de su útlimo “Transilvania”; “Ovni viejo” o una “Prestao” que
sonaron más que bien empastadas por su nueva banda. Mención especial a ellos,
unos Mac Hernández, Xarim Aresté, Luca Frasca y Coke
Santos que parecían llevar juntos toda la vida. Fluctuaciones, crescendos y
diminuendos cuidados y con clase que vestían de alta costura cada una de las
canciones de Santiago.
Más adelante, y según Josele “comenzando la parte folk”, ya
acústica en mano comenzaron a flotar entre la entregada audiencia “Ángel”
o “Un guardia civil” las cuales fueron coreadas con mala leche por los
que allí disfrutábamos del concierto. Aún acústica en mano (que ya apenas abandonaría hasta el fin del show) fueron cayendo “Cachorrilla” o “Cómo
reír” con un chispeante swing que nos retrotrajeron a esos primeros
trabajos malasañeros de la banda madre.
Con Xarim Aresté, inicio del set acústico. |
Ya, y para acabar la primera parte del concierto también se dejó
escuchar (contra todo pronóstico) “Mi prima y sus pinceles”, cosa que
calentó a la parroquia como gran e iniciático tema de su etapa en solitario.
Josele Santiago, Mac Hernández y Luca Frasca. Conexiones. |
Tras un energético inicio del primer bis a cargo de una “Saeta”
enfurecida, seguida por la infaltable “Olé papa” otra entrada a
camerinos finiquitó la actuación de la mano de, en sus palabras “una canción
de amor” como fue “Loco encontrao”. Con todo, y algún que otro
sarcástico chiste marca de la casa, Josele se despidió de Madrid hasta
la próxima, seguramente no dentro de mucho.
No lo dejen de perder.
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