domingo, 7 de septiembre de 2014

Crónica: JOSELE SANTIAGO. El Teatro del barrio. Madrid. Sábado 6 Septiembre 2014

Lujo ibérico para la actuación acústica y en solitario de Josele Santiago el pasado sábado en “El teatro del barrio”. Magnífica instalación dedicada a la cultura ubicada en el distrito de Lavapiés. Poco más de cien personas pudimos disfrutar de su actuación con la única ayuda de su guitarra. Sonido perfecto y silencio –solo roto por l@s más fanátic@s del porrón- que nos llevaron al nirvana de lo que siempre debiera ser un set perfecto, en forma y fondo.

Abriendo con temas como “Pensando no se llega a na” o “El lobo” –dedicada a Antonio Vega- Josele nos dio la primera sorpresa, pues entre tema y tema se mostró además de dicharachero, con interés por llevar un hilo conductor que aglutinara cada una de las canciones. Dada su habitual parquedad en palabras quedó claro que estaba a gusto en el contexto y lo hizo notar, pauta que se vino dando durante la fantástica siguiente hora y media de música que nos esperaba.

Josele- Patrimonio nacional.

 Más temas, como el doblete mágico “Fractales”/”Vuelo de volar” nos dejaron catacrock, y por que no decirlo, con más de una lagrimal afectado como procedía. Josele en estado puro. Adelante la cosa no decaía. “Mar de fondo”, “Sol de invierno” y “Baila el viento” fueron desembocando en algunos de sus primeros números para ir completando el bloque central del concierto. Gran selección de todos y cada uno de sus cuatro trabajos en solitario –además de sus divertidos y a veces profundos comentarios- que seguían haciéndonos salivar, llegando ya entre su cachondísima y clásica enemiga “La paella” junto con el trío “Serrín” ,“Mi prima y sus pinceles” y “Hagan juego” al fin de la primera parte.

Para el primer bis la hipercoreada –y no sin falta de razón- “Desde el jergón” que hizo que alguno se meciera sin quererlo y que a poco hecha el teatro abajo, rematando la faena su “Ole papa” con la que a duras penas el público dejó que regresara de nuevo a su camerino.

Nunca un Lack dió tanto de sí.

Por aclamación popular el Sr. Santiago no tuvo mas que volver a las tablas y marcarse un “He vuelto a nacer” que acabó de saciarnos y de dejarnos con la sonrisa tonta para el resto de la noche. No hay más. Un “Legend” ,que dirían los anglos, en un entorno propicio para hacernos degustar canela fina. Un espectáculo cuyo símil en otros lares nos hubiera dejado la cartera vacía en el mejor de los casos y que aquí pudimos permitirnos el capricho de devorar a un precio ridículo. ¡Ole papa!





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