miércoles, 12 de noviembre de 2014

Reseña: Damien Rice “My favourite faded fantasy” Atlantic/Warner 2014.

Entre la gélida Islandia y el sol de California. Con, en ocasiones, la única ayuda de su guitarra y en otras –muchas y variadas- el apoyo de una envidiable colección de casi treinta músicos procedentes de ambos lados del Atlántico ha forjado su último álbum nuestro adorado Damien Rice “My favourite faded fantasy”. Poco menos de cincuenta minutos para saldar cuentas con casi una década de silencio. Exáctamente ocho desde su último disco de estudio “9”.


Damien Rice. "My favourite faded fantasy" 2014

Ocho temas – a razón de uno por año- en los que se ha despachado a gusto con sus demonios –véase crisis creativo existencial- cayendo al fin en manos del inefable Rick Rubin que le anima a continuar. Pseudo-sorpresa mayúscula y confirmación de que el bueno del barbudo estaba ojo avizor. Atención, paciencia y deseo que, por supuesto, le honra. Un delicioso y esperado encuentro con quien se sabe necesario y añorado que no podemos más que agradecer.

Máxima indulgencia respecto a la duración de los temas, rozando a veces lo progresivo, Damien sigue mostrándose meticuloso respecto a la atención  que a los mandos técnicos cualquier productor ajeno a su idiosincrasia pueda intentar. Ambientes acertados y familiares – en su mayoría- más que resobados y comerciales –prácticamente inexistentes- que han dado el punto justo para no desviar al cantante y compositor de lo que ante todo le define. Pureza, sensibilidad...,y madera.

El hijo pródigo.

 Críptico y enigmático, el artesano artwork marca de la casa, ilustra y envuelve a la perfección temas como ese magnificente opening arpegiado que es la homónima “My favourite faded fantasy” o “It takes a lot to know a man”, interludio a lo nocturno incluido que te deja tan acojonado –utilizando todos los posibles matices del participio- como cualquier cd de Burial. Confusión y soledad. Siglo veintiuno en estado puro.

“The greatest bastard” y “I don´t want to change you” te devuelven al camino, a lo sencillo, a la esencia. Amor, egoísmo y posterior arrepentimiento que justifica la primera cara, dándonos una más que sincera muestra de que nuestro hombre ha vagado por desiertos el suficiente tiempo para no alegrarnos o entristecernos con lo primero que se le pasaba por la cabeza. Un verdadero regalo.

La pareja “Colour me in” / “The box” ya en la cara C,  se desvelan desnudas y reflexivas. Ayudadas por unas certeras cuerdas y acentuando ese enfoque tan “Rice” siempre caminando entre crescendos y diminuendos, ese “quiet-loud-quiet“que con tanta maestría siempre ha manejado.

Penúltima nota para la salir de la oscuridad “Trusty and true” (“Just come/come alone/come with friends/come with foes/come however you are”) que destila eso, simplemente esperanza, esperanza, esperanza, y ganas de seguir.

Uno de los dibujos del Artwork.

 El breve outro “Long long way” nos despide esperando que no sea tan largo ni el camino ni el tiempo que tengamos que recorrer o aguardar para volver a escuchar algo nuevo del irlandés –o quizá sí-. Sin lugar a duda sigue atesorando lo que antaño nos enamoró de él y lo convirtió en uno de nuestros autores contemporáneos favoritos.

Inspirador.


Para + info sobre D. Rice y sus trabajos previos te recomendamos encarecidamente eches un ojo al clarividente post que nuestra web hermana  http://www.lacasaconruedas.com dedico al escurridizo artista años atrás.





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